La alimentación de las personas mayores es muy delicada, pues nuestro cuerpo sufre muchos cambios a lo largo de nuestra vida. Llegados a la 3ª edad se pueden presentar alteraciones en la alimentación por distintos motivos y problemas, como son: la disminución del apetito por perdida gustativa, boca seca, problemas a la hora de masticar, el uso de fármacos, etc.
Existen situaciones como la malnutrición, pérdida de energía o déficit de uno o varios nutrientes, que son de lo más habituales.
Para evitarlas podemos añadir ciertos alimentos que nos ayudan a tener una buena salud, pues nos darán mayor energía, gracias a la cantidad de proteínas. Hablamos del aceite de oliva, leche en polvo, crema de leche, queso, miel, cereales, clara de huevo, frutos secos triturados, etc.
¿Qué hacemos si no nos funcionan estos “trucos”?
Lo que podemos hacer, es hacer uso de los suplementos nutricionales que ya vienen preparados. Estos los podemos utilizar como complemento a la cocina tradicional, consiguiendo así una alimentación más completa.
En el mercado podemos encontrar complementos para dietas hipercalóricas, que son aptas para diabéticos, utilizados para la insuficiencia renal o hepática. Suplementos ricos en fibra para los enfermos con insuficiencia respiratoria. Nos encontramos, también con suplementos de proteínas que se pueden añadir a los platos del paciente. Además de complementos vitamínicos con o sin minerales.
Estos suplementos alimenticios, se pueden encontrar en diferentes formatos; hablamos de, sobres para preparar batidos, sopas o cremas en los que solo tenemos que añadir líquido, envases preparados, ampollas, capsulas y comprimidos efervescentes. Permitiendo así la adaptación a cada necesidad y momento de la evolución de la nutrición de los mayores.
Estos productos son de mucha utilidad en situaciones de malnutrición o en riesgo de padecerla los mayores. Tanto las residencias para mayores como todos aquellos que se hagan cargo de sus familiares, deben conocer estos suplementos alimenticios.
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