Según vamos cumpliendo años, los patrones de sueño van cambiando. Muchas personas de la tercera edad encuentran dificultades para conciliar el sueño y además éste se vuelve más ligero e irregular lo que dificulta el descanso. Todo ello, está irremediablemente relacionado con el paso de los años.
Al hacernos mayores, tenemos una sensación errónea de que nos mantenemos más tiempo despiertos y que dormimos menos horas. Todo esto está relacionado con las fases del sueño y también el estado de ánimo.
¿Por qué no dormimos igual cuando envejecemos?
Vamos a poder explicarlo a través de las fases del sueño. Durante la noche se van sucediendo diferentes ciclos de sueño que tienen una duración aproximada de 90 minutos. Los ciclos se dividen en dos partes: la fase REM Y la fase no REM (que se subdivide en cuatro fases).
- La fase I NO REM es un transición entre estar despierto y dormido.
- La segunda fase tiene lugar más o menos 10 minutos después de la anterior. En este momento la persona se encuentre profundamente dormida.
- Las últimas fases (III y IV ) son las que asociamos con el sueño profundo y se suceden unos 15 minutos después de las anteriores.
Una vez que pasan tres cuartos de hora tras el sueño, la actividad cerebral va cambiando y comienza la fase REM o de movimientos oculares rápidos donde podemos soñar y los acontecimientos parece que fueran una historia.
Mayormente el sueño profundo se concentra en el primer tercio de la noche. Después, prácticamente el sueño pasa a ser REM. Por lo tanto, con el paso de los años pasamos menos tiempo en las fases III y IV debido a problemas crónicos o de ansiedad.
Esto supone que muchos ancianos no tengan un descanso reparador con el que puedan restaurar el cuerpo después del desgaste sufrido por el día, con lo que se producirá más fatiga diurna y sueño.
Y ante un problema de insomnio… ¿Qué se puede hacer?
Entre las principales recomendaciones que se pueden seguir destacan:
- No consumir productos que lleven cafeína en su composición al menos 3-4 h antes de irse a dormir.
- Realizar algo de ejercicio físico o alguna actividad mental que conlleve cierto desgaste.
- Consumir alimentos ligeros para cenar y evitar acostarse con sed o hambre.
- Construir una rutina de horarios para acostarse y levantarse.
- No dormir siestas que superen los 20 minutos.
- Mantener la habitación a oscuras, sin ruidos ni distracciones y con una temperatura estable entre 20-22 ºC
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